Laboriosamente durante muchos años tallaron con sus cinceles 9 rocas enormes, de cada una de ellas obtuvieron una letra hasta completar la palabra ESPERANZA.
La obra podía contemplarse a varios kilómetros de distancia y convirtió a aquella pequeña villa perdida en las montañas en un destino turístico importante.Los 9 megalitos cayeron como cartas de naipe. Una vez se disipó la polvareda en torno a ellos los habitantes del pueblo y visitantes corrieron angustiosos a observar los daños causados por el siniestro natural. 7 estatuas reducidas a añicos, y curiosamente las dos letras E quedaron intactas.
Cuando todos lamentaban la tragedia, un niño tuvo una genial idea: que una de las E la dejaran tal cual y a la otra le quitaran la parte de abajo. Así se hizo, volvieron a levantar las dos enormes rocas talladas y desde muy lejos ahora se puede leer la palabra: FE.
Buena!
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